La Ecléctica, en una actuación en Alcázar de San Juan, (Foto ByN)

LA ECLÉCTICA

O LA EXTRAORDINARIA AFICIÓN MUSICAL DE ABARÁN

    Abarán ha sido pródiga en aficiones musicales y líricas desde hace mucho tiempo. Comenzaré por contar una anécdota que demuestra hasta dónde llegaba esta afición en quienes la sentían, con el detalle de que ella era pura ilusión y nunca lo hicieron buscando una recompensa económica. En todo caso, no les venía mal que se les obsequiase con algún refrigerio, aunque sólo consistiera en un carajillo o una cerveza con algo que picar.

    Esta afición fue mantenida mucho tiempo por los hermanos Cristóbal, mi padre, y Adrián García Molina, que la heredaron de mi abuelo que desde un principio se propuso hacer de ellos dos buenos músicos y, ciertamente, lo consiguió.

    La anécdota es la siguiente. Mi padre (Cristóbal) vivía en Cieza, sin que por ello hubiese roto ni una sola fibra del hilo que lo tenía unido a su pueblo natal. Teníamos una confitería en la vecina ciudad y, por añadidura, otra en Calasparra. Tanto prosperó el negocio en esta última que hubo necesidad de ampliarla, adquiriendo una casa vecina y uniendo ambas. Llegó el esperado momento de inaugurar el nuevo establecimiento y al encargado del mismo no se le ocurrió otra cosa que amenizarlo con música, sabedor como era de las aficiones de su dueño. Mi padre, ni corto no perezoso "tocó a retreta" y en seguida se reunió el grupo musical formado por los dos hermanos García, violines, el Maraño, clarinete, un tal Luis, flauta, José Mª Gómez Yelo (Luego destacado médico), con el contrabajo, y Luis del Sastre con el armonio, que hacía, naturalmente, las veces de piano. Todos ellos, excepto mi padre y José Mª vivían en Abarán y se desplazaron a Cieza, en cuya estación tomaron el tren de las cuatro de la tarde para llegar a Calasparra una hora después.

    A las cinco estaban ya en la confitería a inaugurar dando el primer concierto. Desde allí, hacia las ocho de la tarde, se desplazaron a la notaria para firmar la escritura correspondiente y obsequiaron al notario con su segundo concierto. No recuerdo dónde ni qué cenaron, pero sí que poco después estaban en un círculo o casino dando el tercer concierto. Tampoco sé qué hora sería, porque me llevaron a acostar, cuando terminaron y se fueron de serenata.....hasta las seis de la mañana, hora en que pasaba el Correo de Madrid en cuyo tren regresaron a Cieza. ¿Qué les parece la hazaña?. Pues tan sólo es un ejemplo, como se verá después.

    La inquietud constante por "hacer música" llevó a esta comitiva instrumental algunos años después, pongámonos en 1927, a organizar una comparsa en Carnaval con el afán de animarlo seriamente. Pero toparon con un inconveniente: Luis Gómez Templado ya estaba de director de la banda municipal de Cieza y ya no se podía contar con él, bien a su pesar. Ya no había pianista, y esto llevaba consigo la necesidad de ampliar el antiguo sexteto para poder suplir instrumento tan básico. Dicho en otras palabras: era necesario completar una orquesta lo suficientemente amplia para que aquél no fuera preciso.

    De esta manera se vieron obligados a reclutar nuevos elementos, y con tal fin, echaron mano de algunos componentes de la banda municipal de Abarán dirigida a la sazón de David Templado, sin otro interés que el de salir adelante aquel carnaval. Entraron entonces los hermanos González con sus saxofones, Dimas con el bombardino, Candelo con su clarinete, Aroca y Maera con los trombones, amén de otros elementos que no pertenecían a la banda, como D. José Vargas, Turpín (ambos violines) José Mª Tornero con la percusión, y algunos otros más cuyos nombres no recuerdo.

    Pese a que la intención no podía ser más inocente, D. David, director de la banda, no aceptó aquella deserción siquiera efímera, de sus elementos y acto seguido surgió el pugilato, según costumbre que perdura en el marco de los grupos de zarzuela.

    Y del pugilato vino la formalización, bajo la dirección de Cristóbal García Molina, de la Orquestina, nombre primitivo que luego sustituyó por otro más efectista, LA ECLÉCTICA, con el cual progresó lo suyo y realizó algunos escarceos en los pueblos cercanos y en otros no tanto, como Alcázar de San Juan, cuya actuación mereció ser publicada como noticia gráfica en la revista Blanco y Negro, la más importante en aquellos tiempos.

    Pasaron un par de años y se les ocurrió asomarse al teatro lírico, incorporando elementos que de antaño existían dedicados a la comedia y buscando para el mismo otros participantes que pudieran asumir los papeles líricos y "traspasada" la dirección por Cristóbal a su hermano, Adrián García Molina. De esta manera hicieron su presentación, si no recuerdo mal con el sainete "La Marcha de Cádiz", en el que Peñaleja hizo una verdadera creación y se manifestaron como artistas Marina Tornero y Paco Morales, que bordaron el dúo central "Yo soy el pato, yo soy la pata".

    El éxito los "calentó" y se decidieron a picar más alto. Estrenada a la sazón "La Dolorosa", una de las últimas obras del maestro Serrano, se les ocurrió montarla. Debutaron en ella los primeros cantantes "serios": Luis Montiel, tenor, y la malograda Encarnita Carrillo, jovencísima mezzo que interpretó una deliciosa protagonista y falleció muy poco después a causa de un accidente.

    Un anecdotario abundante se podía contar del estreno de esta obra, Dolorosa de nombre y dolorosa después, ya que los organizadores tuvieron la genial idea de representarla con un material de orquesta instrumentado por ellos mismos sobre una partitura de piano y la Sociedad de Autores, dueña y señora de todas estas obras, lo descubrió y estuvieron a punto de ser procesados artistas, músicos y cuantos algo tenían que ver con la representación. Pongamos también, que La Dolorosa recorrió los teatros de varios pueblos hasta llegar a Alcantarilla, en donde, según se cuenta, se descubrió el pastel.

    Seguía La Eclética su labor sinfónica y sus conciertos, especialmente en la Feria. alternándolos con los de la Banda Municipal, sin abandonar sus afanes teatrales.

    Creo que fue "La Moza que yo quería" le tercera obra sería que llevaron al escenario. Esta zarzuela en tres actos era muy poco conocida, aunque sí su autor, Fernando Díaz Giles, que adquirió celebridad con su "Cantar del Arriero". El motivo de elegirla estuvo en que una colonia escolar que el Ayuntamiento envió a Santa Pola, aprendió allí en sus ratos de descanso un coro de dicha obra incluido en un cuaderno de cantos escolares.

    Lo cierto es que esta obra hizo que se formalizara el conjunto músico-lírico y surgiese como sociedad los "Amigos del Arte". que tomaron muy en serio su quehacer, que adquirió nuevos vuelos con la incorporación del Currito,  barítono que pudo llegar muy alto, y la conocidísima Juanita Templado, Mercedes Caballero, Consuelo Gallego y un largo etcétera que permitía montar obras de extenso reparto, como "El Rey que Rabió" y otras muchas, cuya enumeración sería interminable entre las del género chico y la zarzuela grande.

    Hay preguntas que han quedado en el aire. Por ejemplo ¿Cómo podían actuar elementos de la banda municipal al abandonar la misma y tener que dejar el instrumento?. La respuesta es bien sencilla. Jamás nadie cobró un céntimo de los ingreses que se tenían; todos los beneficios eran para comprar instrumentos y material.

    ¿Y los gastos de desplazamiento de sus componentes? Porque algunos trabajaban fuera de Abarán y tenían que venir a los ensayos. Pues sencillamente, cada cual se pagaba lo suyo de su bolsillo.

    ¿Y como se montaban las obras?. Con mucha paciencia. La orquesta empezaba a ensayar  la partitura noche tras noche mientras la parte hablada se ensayaba aparte. Luego, todo se conjuntaba y se hacían ensayos generales.¿Elementos extraños?. Ninguno. Todos los ingredientes eran caseros.¡ Cuántas noches de insomnio, cuántos golpes al mismo compás! Qué bien sabe el éxito cuando se ha conseguido con tanto esfuerzo.

Pedro García Carrillo