A PROPOSITO DE UN HUEVO

Estas fotografías nacieron de una prueba, crecieron por obra y gracia de la Web y se multiplicaron porque Antonio Cabello, director de la revista Arte Fotográfico, las vio, las consideró "un trabajo interesante", me llamó y las publicó. Así de fácil, así de sencillo, así de simple.

Podría haber pasado años y años (y más años y más años) buscando esa fotografía en blanco y negro, que es lo mío, merecedora de ocupar un sitio en las páginas de una revista. Pero no. Tuvo que ser la casualidad y el portal fotoforum.net los que pusieran ante los ojos del director de Arte Fotográfico las imágenes de este huevo, malamente frito, para que uno pasara a la posteridad del papel impreso.

Bienvenida sea la casualidad, que no está la vida para andarse con remilgos. Eso sí, para salvar mi amor propio he querido hacer otras fotografías del mismo huevo, malamente frito, crudo o esclafao, en blanco y negro, que es lo mío o, al menos, esa es mi ilusión.

Soy incapaz de explicar con palabras estas imágenes, aunque si una imagen vale más que mil palabras resulta absolutamente innecesario mi desembarco literario. Por otra parte, poco hay que explicar.

Es una pena que estas fotografías no sean fruto de una ineludible necesidad de dar forma y vida a mis recuerdos de cuando no era más que un zigoto. Pero no, mi mala memoria no me lo permite. La triste realidad es que tuve la ocurrencia de fotografiar un huevo con una margarita rememorando ese dicho de "tenía más hambre que el que se perdió en la isla, que comía las margaritas creyendo que eran huevos fritos".

Esta, y no otra, es la profunda razón que me indujo a realizar este trabajo.

Mil perdones por semejante simpleza.

Pedrogarcía