DAVID
TEMPLADO : PERFIL MUSICAL Y OBRA
José
David Molina Templado
Elegir
el tema que me ocupa en este tercer Curso de “ABARAN ACERCAMIENTO A UNA
REALIDAD”, ha supuesto para mi no pocas dudas y consideraciones. David
Templado era mi abuelo materno y esta relación
de consanguinidad me hace sentir cierta contradicción.
Por una parte, es incomodo hablar de los valores de un antepasado, puesto
que puede inducir a pensar en una sobrevaloración de méritos, por otra, he
investigado la música de David Templado y no puedo dejar de transmitir
los resultados obtenidos y las conclusiones a las que he llegado.
Como
atenuante al parentesco tengo que decir que no conocí a David Templado, fue el
único de mis abuelos que se marchó antes de mi nacimiento.
Viví y me crié en su casa, en la imprenta, y allí compartí espacio
pero no tiempo. Ya desde la
infancia me resultaban familiares aquellos cajones
de madera llenos de partituras que estaban en la última cámara, miraba
por encima y pensaba que nunca lograría entender aquellos garabatos tan bien
hechos. Mi abuela Pura me hablaba de su bondad
y lo que le habría gustado conocerme, pero jamás me dijo nada de sus
valores artísticos, quizás porque ella nunca entendió bien la pasión de su
marido por la música.
Fue
a los quince años cuando comenzó a interesarme la música, aquella etapa de la
zarzuela con mi tío Adrián García ; La Tabernera del Puerto y Simpson,
El Cantar del Arriero y Blas, Katiuska y Bruno... Entonces despertó algo que
llevaba dentro de mí y comencé estudios musicales en el Conservatorio de
Murcia.
Así, que esa relación
de trato personal envuelto en ternura que viví con mis otros abuelos no tuvo
lugar con David Templado.
En
1968 inicié de un modo informal, mas que la investigación , la compilación y
ordenación de todas sus obras. Fue con motivo de la celebración del V Centenario del Fuero
de Repoblación en 1983, cuando abordé un estudio sistemático y serio de la
figura de David Templado. Se
programó un concierto en el Teatro Cervantes donde la Banda de música de
Alcira interpretó cinco dianas y un pasodoble que sorprendieron a los
asistentes. Era una música
distinta a la que hasta entonces se conocía de él, eran obras que se habian
concebido para una banda completa como aquella que escuchábamos y que
desgraciadamente, con sus exiguos medios de interpretación el compositor nunca
había podido escuchar.
En
el contexto de la investigacion de todo lo abaranero
- la abaranología que llamamos Pepe Carrasco y yo - no podía faltar un
estudio serio del compositor que me correspondió abordarlo a mi, sobre todo,
por tener el material de investigación
dentro de casa.
David
Templado nació en Abarán en 1880, aquel Abarán iluminado por faroles de gas
en las calles, que Ramón de la Marciala se encargaba de encender y el viento de
apagar. Un Abarán abocado al barrio de la plaza del Ayuntamiento donde jugaban
los niños al marro, al ajo y al pijotón. Un pueblo metido en la huerta, hasta
cuyas inmediaciones bajaban las mujeres a fregar los platos y lavar la ropa en
la acequia. Unas casas de dos y
tres plantas que se iban expandiendo hacia el monte de la era donde estaba el
cementerio. Precisamente en la
calle de la era, en la casa donde después estaría la imprenta, Trinidad
Tornero de Malicias, el 5 de Julio de 1881 daba a luz a su tercer hijo a quien
pondría por nombre de David.
David
Templado, comenzó los estudios de solfeo con su padre, José Templado Sánchez
- Pepico de Pepe Juan, aunque en el pueblo se conociera simplemente por Pepe
Juan, como su padre -, y los comenzó, según cuentan de un modo casual. Las
primeras clases de solfeo iban dirigidas a su hermano Eloy, sin embargo, David
que merodeaba por los alrededores aprendía tan pronto las lecciones que sorprendió y dió lugar, a que su padre le fuera enseñando
las primeras nociones musicales. Pronto
sería flautín de la banda de música y comenzaría a desarrollar su mas fuerte
vocación.
José
Templado Sánchez, que había estudiado violín, tenía compuesto un Vals,
llamado “ABARAN” que se interpretaba antes de comenzar las películas de
cine mudo, y un Ave María, que la banda de música interpretaba hasta hace
pocos años en la procesión de la Virgen del Rosario.
David había crecido en una casa con cierto gusto musical que él supo
asimilar y llevarlo toda la vida. Una casa de contraste entre el arte, el fervor
religioso y lo industrial, no podemos olvidar que José Templado era el
propietario del Molino de Papel, aquella fábrica en que serraban maderas,
majaban esparto y fabricaban papel de estraza;
un complejo industrial movido solamente por una turbina en las aguas de
la acequia Principal. Tambien había construído un Molino en
la Fuente de Benito movido por las aguas de la Rambla, donde
además de moler el trigo se majaba
el esparto en una banda de “mazos” y
allí, en uno de los parajes mas bellos de Abarán, alguna vez
encontraron a David componiendo música al amanecer mientras vigilaba la fábrica.
En
este ambiente aparentemente contradictorio entre el arte y la industria se educó
David Templado junto a sus hermanos.
Pronto
debió comprender el personaje que nos ocupa, que la técnica era imprescindible
para revelar toda la inspiración que le inundaba.
A los 19 años se matriculó en la Academia José Erviti de San Sebastián,
cursó estudios de Armonía y Contrapunto bajo la dirección de Claudio Jáuregui
y acabó tres años mas tarde con la calificación de Sobresaliente.
Había
decidido dedicarse a la música y cinco años mas tarde, se diplomaba de armonía
en la Academia Especial Preparatoria para Músicos Mayores Militares de
Madrid. En esta institución dirigida por el insigne José Varela Silvari,
obtendría el titulo de Maestro y Catedrático el 6 de Mayo de 1909.
Con motivo de la conclusión brillante de sus estudios, la Academia
publicó una Biografía-Loa en su honor donde se hacia referencia a los méritos
de uno de sus alumnos predilectos, en uno de sus párrafos podemos leer que:
“…es el mayor lauro profesional que pudiéramos lógicamente concederle”.
Al
año siguiente, concursaba y obtenía el primer premio de composición y crítica
musical entre nueve finalistas. La Academia de Músicos Mayores Militares le
concedía un diploma fehaciente, una batuta de plata y marfil y publicaba un
Boletín Musical extraordinario en su honor.
En 1917 opositaba y obtenía plaza de Músico Mayor Militar a la que
renunciaba para quedarse a vivir en su pueblo natal.
En
1909 se crea en Abarán “Templado
Hermanos - Editores de Música”,
una empresa dedicada a distribuir y editar partituras en una imprenta, recién
instalada que llamarán “Imprenta La Lira” y que será antecesora de la
Imprenta Templado. Templado Hermanos pondrá en catálogo novedades musicales,
obras de grandes maestros y del mismo David Templado. También sacará a la
calle la revista musical Orfeo en cuyo primer numero aparece la partitura de
“Herminia”, polka para piano del compositor abaranero.
De la imprenta “La Lira” saldran las ediciones de: Arapiles León y
las Navas, Eterno Adios, Claro de Luna, Bendita sea tu pureza, Oración a Jesús
Maria y José, Septenario de Dolores, Plegaria
a la Santísima Virgen, Gozos al Patriarca San José…
En
la primera década del siglo David Templado se hace cargo de la Banda de Música.
Hasta entonces existían dos agrupaciones dirigidas por Antonio de Monja
y Santiago Egea, dos bandas caracterizadas sobre todo por la rivalidad existente
entre ellas, era mas importante discutir si Pinchapuertas tocaba bien la
trompeta o ir a “espiar” en los ensayos del rival, que el grado de perfección
que pudieran alcanzar. La preparación técnica del joven compositor va a ser
determinante para la fusión de ambas bandas bajo su batuta.
Es una época nueva la que se inicia caracterizada, sobre todo, por la
interpretación de obras compuestas por el nuevo Director.
Se está comenzando a crear una música autóctona que perdurará hasta
su muerte en Enero de 1944.
Pronto,
también se hace cargo del coro parroquial como armonísta del mismo y allí
también comienza una nueva época con la interpretación de sus obras.
Gozos a San José o Dolores a la Virgen se unen a una serie de
composiciones capaces de llenar el ciclo litúrgico anual.
Una
banda de música y un coro que interpretan sus composiciones, una imprenta para
editar su música…¿Que más puede pedir el apasionado artísta?. Quizás, sea esta circunstancia
que le lleva a renunciar a un puesto en no se sabe que cuartel del
ejercito aguantando la disciplina militar a cambio de un exiguo pero seguro
salario. A partir de entonces
desistirá de buscar la profesionalidad de la música y comenzará una nueva
etapa en su vida, una etapa que llegará a marcar hasta el estilo y forma de sus
composiciones como después veremos.
El
estilo de composición de David Templado hay que enmarcarlo dentro de los armonístas,
es decir, aquellos que daban prioridad a la expresión armónica sobre la melódica.
En la biografía Loa que antes mencionábamos podemos leer estas palabras
de su Director Varela Silvari: ”Si
hay algo grande, bello y espitritual en el
mundo: algo que nos eleve y nos acerque a Dios, que es la suprema belleza, ese
algo es la música; no la melodía precisamente, sino la Armonía que la acompaña
y la embellece. El concepto melódico
por si mismo, es, o puede ser, bellísimo, inspirado, imponente, grandioso, según
los casos y circunstancias, y según también los medios de manifestación de que se valga y acompañe: pero la
superioridad, la grandeza, el arcano, ese algo inexplicable y divino que eleva
el espíritu, todo eso está precisamente en la armonía, cuyo estudio conviene
llevar mucho mas allá para desentrañar de ella sus secretos mas recónditos,
si esto, en lo humano, puede algún día llegar a ser posible.”
David
Templado había llegado a estas conclusiones antes de conocer la opinion de
Varela Silvari, prueba evidente está en los Gozos al Patriarca San José, en
que a una melodías que intentan acercarse a lo popular pone como base una armonía
expresiva por si misma que las engrandece, o también, en las tandas de valses
editadas por Erviti en San Sebastián subyace una armonía brillante por si
misma. Cuando se presenta a la
Escuela de Musicos Mayores Militares hay quizás, un sorprendimiento recíproco
la del profesorado ( Samperlotti y Brandhus) y su Director, que aprecian
que un modesto músico de pueblo haya sobrepuesto la expresión armonica a la
melódica, y la del alumno incipiente que observa una línea en sus profesores a
la que él puede adherirse perfectamente porque es la suya.
Como diría el refranero: se juntan el pan con las ganas de comer.
La
valoración que Varela Silvari hace de él en el Boletín extraordinario editado
con motivo de la obtención del gran diploma es elocuente al respecto:
“buen
armonísta, discretísimo compositor, técnico profundo, todo esto robustecido
de instrucción y altura” Y
ya el profesorado comprendía que su obra estaba por encima de los medios de que
disponía para interpretarla así en la biografía Loa se hace referencia a que
estaba condicionado y debía “atenerse
siempre a sus propios elementos de manifestación y ejecución movido por las
circunstancias de lugar y tiempo”.
Una banda como la que ilustra el cartel anunciador de este tercer curso
difícilmente podría interpretar obras en las que a veces se superponen cinco
melodías, la duda surge al preguntarnos para quien las escribía…¿para él o
para la posteridad?.
En
los apuntes de composición se puede observar como van apareciendo simultáneamente
melodía y armonía, es decir, no es que diseñe un motivo melódico y luego
armonice, sino que es como si concibiera al mismo tiempo la línea melódica y
su acompañamiento. Un caso que nos
llamó la atención al respecto fue, el fragmento del himno a San Cosme y San
Damian en que el texto dice: entre coros
de querubes que entonaban dulces trinos…En los distintos apuntes
realizados podemos ver que fue cambiando y variando la melodía hasta encontrar
la expresión armónica que buscaba, es decir, supeditó lo melódico a lo armónico.
La
importancia de la expresión armónica se va a poner de manifiesto cuando él no
ha concebido la melodía. Tal es el
caso de los villancicos “Camino
de Belen” - A Nazaret marchad, como se conoce en la actualidad -, y “La
Estrella de Oriente”, villancicos de la huerta de Murcia que D. Elías ...
cura de la Parroquia de San Pablo, le canturreó para que fueran armonizados y
plasmados en pentagrama. En estos
casos, podemos ver como se sale de la armonía trivial para dejar en algunos
compases su personalidad, eso si respetando escrupulosamente, las melodías que
trataba de compilar. Las
modulaciones en los primeros compases de la “Estrella de Oriente” son
bastante elocuentes a lo que estamos afirmando.
Es
un compositor respetuoso cuando ha de recopilar cantos que ya están escritos,
así, en las Comparsas de Carnaval de 1931 y 1932 podemos observar como sus
cantos populares están fielmente copiados de ciertos compendios especializados,
aunque este cumplimiento resulte un inconveniente para el enlace entre las
distintas melodías. Es
precisamente en estos enlaces concebidos con maestría donde se va a poner de
manifiesto la personalidad del autor.
David
Templado en un compositor sencillo de formas y es, desde nuestro punto de vista,
en esa sencillez donde reside la elegancia de sus composiciones.
Es un técnico de altura como dicen sus profesores, sin embargo, en ningún
momento hace alarde de tecnicísmos
para poner de manifiesto sus vastos conocimientos musicales.
En todo momento supedita la ciencia a la inspiración.
Ni una nota que no sea necesaria para expresar, ahora sí, todas y cada
una cuidadas en su colocación para conseguir la mayor riqueza expresiva.
A este respecto podríamos poner dos ejemplos : las variaciones de
los bajos y el contracanto o contrapunto de los bombardinos en las Dianas
para Banda de Música. Son notas, en ambos casos pero sobre todo en el segundo,
que parecen a primera vista haber sido puestas al azar, sin darle importancia,
como dejadas caer, y sin embargo, que movimiento y gracia dan a las piezas
musicales.
Podemos
considerar dos etapas bien definidas en la vida del compositor. En un primer
periodo, que llegaría hasta la renuncia a la plaza de Músico Mayor Militar,
las composiciones son concebidas para que salgan de su entorno, de Abarán, de
su Banda, de su Coro.... A esta época pertenecen las piezas para piano editadas
en Casa Erviti de San Sebastian o Ildefonso Allier de Madrid, y también, en su
propia imprenta como ya hemos visto anteriormente. Es el personaje que busca
proyección, que participa en concursos de composición y crítica musical, o
que entabla relaciones de amistad con compositores de la talla de Rogelio
Villar. El segundo periodo, cuando
ya decide su asentamiento definitivo en Abarán, va a cambiar su motivación
para componer. En esta
segunda etapa, no será su afán de proyección lo que motive sus composiciones,
sino algo tan distinto, como las sugerencias de su hermana Esperanza para que
vaya incorporando música religiosa en el ciclo litúrgico anual, los textos del
Párroco Don Juan Belmonte -a quien le une gran amistad -, o la incipiente y
prometedora voz de su sobrina Juana Templado, que le hace hasta introducir pequeñas
variaciones en su estilo, como son
los finales “en punta” de las plegarias.
Un
seguimiento a la evolución desde el principio al final de su carrera se puede
llevar a cabo con el estudio de sus doce letanías.
En efecto, estas composiciones comienzan en los inicios de su carrera y
acaban un año antes de su muerte. La
madurez que va alcanzando el compositor con el tiempo queda plasmada en estas
composiciones. Todas del mismo
estilo, con unas ideas muy claras sobre la expresión musical que subyace en los
textos, lo que va a variar es el empleo de recursos artísticos que alcanzará
su culminación en la última de ellas, la XII.
Hace
unos años, cuando se preparaba la segunda grabación de Abarán y su Música,
dedicada a la música religiosa de David Templado, teníamos que conformar un
oratorio que pudiera evitar la interpretación de muchas piezas sueltas y
aisladas. Para ello, partiendo del
septenario de Dolores que había compuesto antes de 1910, fuimos añadiendo a
cada parte nuevas composiciones que tenían el mismo texto.
Es decir, tomamos las pequeñas piezas que tenían un mismo texto y las
unimos sin enlace alguno. Aquella
acción creaba la duda o incertidumbre de como se iban a engarzar entre sí, y
mas, cuando salíendonos de esos mismos textos afines introdujimos junto al
Septenario de Dolores dos plegarias y una Letanía conformando lo que llamamos
“Oratorio Marial”. Nos
sorprendió, el día que se colocaron las partituras en los atriles de la
Orquesta de Jóvenes de la Región de Murcia, y la Coral de Crevillente entonó
por primera vez la obra resultante, la facilidad y la fluidez con que se
desarrollaba toda la obra. Eso jamás
habría ocurrido si el compositor con piezas compuestas a lo largo de su vida no
hubiera seguido una línea clara en la concepción de los textos.
De
la música compuesta para Banda podríamos decir algo parecido. Si nos referimos a las Dianas, aquellas piezas musicales que
en las fiestas patronales despertaban al pueblo, encontramos un estilo de
composición. Unas formas que rara
vez se encuentran en composiciones de este tipo.
Normalmente, lo que se escribía y se escribe para Bandas que han de
desfilar por la calle es un discurso musical con su contracanto sobre un bajo rítmico.
En las dianas de David Templado mas que un discurso es una “conversación”
entre las distintas “cuerdas”, así, vemos
que las trompetas diseñan un motivo al que contestan los clarinetes o saxofones
altos, o, que nos encontramos con cinco melodías distintas superpuestas al bajo
rítmico. Es una manera distinta de
componer estas piezas a las que normalmente no se les da importancia.
En estos casos salía la técnica del artísta,
quizás, de un modo irrefrenable.
Pero
para entender la música escrita para banda por David Templado hay que partir de
una pregunta...¿Para quien componía...?.
Hay que volver a insistir en que sus obras iban destinadas a un conjunto
muy limitado. El cartel anunciador
de este III curso puede ser elocuente al respecto. Salvo dos pasodobles : Arapiles León y las Navas y
Claro de Luna ; una diana : Saludo al día y una marcha fúnebre :
Eterno Adiós ; no hay nada mas editado.
Es decir el resto de marchas y pasodobles al igual que rapsodias,
suites...etc., nunca estuvieron impresas para su divulgación. y sólo fueron
interpretadas por la banda de Abarán que el autor dirigía..
Es curioso observar en las partituras de los músicos que además de
poner a que instrumento corresponde : clarinete 1º, trombón 2º, etc.
debajo le ponía el nombre del músico que la había de ejecutar, así nos
encontramos con : Primitivo,
Parrales, Parrales primo, Uriano, Dimas, Paulo...los componentes de la Banda a
lo largo del tiempo. Así que las
instrumentaciones eran muy peculiares y jugaba de modo determinante el
conocimiento por parte del Director de sus músicos. Siempre ocurrió así. De
tal manera, que la Biografía Loa a que antes nos referíamos
dice : Dirige actualmente y con gran aplauso la Banda de Música de la antes citada
Villa de Abarán, cuyo repertorio compónese
principalmente de obras suyas, escritas todas ellas ateniéndose siempre
a sus propios elementos de ejecución y manifestación, y siempre movido y
aconsejado también por las circunstancias de lugar y tiempo.
Eran
piezas compuestas sin buscar ningún tipo de transcendencia mas allá que la
interpretación durante cierto tiempo por su Banda, de tal manera que a veces,
hasta los títulos eran puestos por los componentes de su agrupación.
Tal es el caso de “Davisín” en el cual se ve claramente la letra
distinta de quien ha rotulado el titulo partitura a partitura.
Otras jamás tuvieron título y como pronto eran sustituídas quedaron en
blanco. Siempre me he preguntado como respondería a la consabida pregunta de
los músicos : Maestro...¿que va ?
A
pesar de todos los condicionantes que acabamos de decir, la impronta del autor
está presente en estas obras intranscendentes.
Si comparamos Eterno Adiós, que es una marcha editada en Templado
Hermanos para su distribución, con cualquiera de las compuestas para la Banda
de la Hermandad de San Juan, - Banda del Piñuelo, porque ensayaba en la
Almazara de Fernando de Hoya - a pesar de la sencillez de estas últimas y su
rudimentaria instrumentación, aparece la personalidad del compositor tanto en
una como en otras. Son marchas a
cuatro partes que han sido desplazadas de nuestra Semana Santa por las
corrientes musicales andaluzas en compás binario y saetas incluídas. Algún día habrá que intentar el rescate de esta música
nuestra.
Hay
otro aspecto del compositor que no quisiera concluir sin tratarlo.
David Templado, a lo largo de sus años de compositor, se va a encontrar
con una serie de corrientes que intentarán arrastrarlo hacia otras formas de
composición. La reforma de la música
en la Iglesia volviendo al canto litúrgico y la aparición de una nueva polifonía
sacra va dejando a los compositores, digamos “operísticos”, fuera de
tiempo. David Templado no va a participar en estos movimientos contemporáneos
manteniéndose fiel al estilo en que se había iniciado. La composición de
marchas-pasodobles va a sufrir una modificación en el sentido que los tríos
pasan de 16 a 32 compases, en este caso, el personaje que nos ocupa, como si no
le diera importancia, se adherirá al movimiento.
Parte
de la música ha desaparecido. Sabemos
de una misa a dos voces de la que solo quedan unas partituras de instrumentos
que estamos intentando recuperar aplicando métodos informáticos, tambien,
piezas para piano que en su día estuvieron en el catálogo de Casa Erviti en
San Sebastian, se agotaron, y no hemos podido encontrar ni un solo ejemplar.
Hemos trabajado con una parte importante de sus composiciones pero no con
todas. También desapareció la
correspondencia, en ella habrían cartas importantes de Teixidor, Marcos Ortiz y
otros ilustres compañeros compositores. El boletín de la Academia de Músicos
Mayores Militares le hace fiel continuador de Fernandez Caballero y otros
ilustres músicos murcianos.
Quisiera
terminar con una poesía, con unos versos que escribió D. Enrique Antolinez
Pastrana, teniente de cura que estuvo en San Pablo tras la muerte de David
Templado. Son unas estrofas
escritas en papel de seda que encontré, hace muchos años, en el fondo de uno
de los cajones de la cómoda de mi abuela Pura.
Dicen así :
EVOCACION
DE D. TEMPLADO
Yo
no te conocí,
David
Templado,
en
tu retiro de Abarán...
Y,
sin embargo,
yo
te soñé, viniendo junto a mí,
como
otro viento musical,
por
la tarde del campo
y
de las huertas, amigo,
compañero
de sueños y de versos
casi,
casi un hermano
del
alma, de esa sangre
verdadera,
que une
por
lo mas alto...
David...¡Maestro
David
Templado !,
que
apacentabas notas,
como
bellos rebaños
y
con la onda de tu fé
y
de tu fresca ilusión
venciste
al Goliat
del
desencanto...
¿En
que esquina del aire,
en
que nube,
en
que rincón callado
duermes
tu sueño y pulsas
-doliente-
tu piano ?
¿Donde
estás -caballero
de
la ilusión, cruzado
de
la melancolía, amigo
de
la estrella, la rosa,
la
lágrima, el encanto-
tú,
Chopin de la vega
murciana,
que pusiste
música
a su lirismo
dsbordado... ?
Sigue,
David, ¡oh, sigue !
pulsando
tu piano.
Que
resuene la música
que
tu has creado,
y
que todas las tardes
recite
un órgano
tus
bellas letanías
sobre
los campos...
¡Que
Abarán, de rodillas,
dulce
Maestro,
te
está escuchando