EL PRECIO DE LOS MEDICAMENTOS

 EL CHA-CA-CHA DEL TREN (II)

Hace algo más de un año, el día 4 de enero de 2003, el Talgo que hasta entonces me servía de enlace con Madrid descarrilaba en Tobarra, provocando la muerte de dos pasajeros y heridas a unos cuantos más. Una semana antes vinieron de Madrid mis tres hijos en el mismo tren que arrastraba la misma locomotora, en el mismo coche que quedó destrozado.

 

Los mandamases se apresuraron a decir que el accidente fue causado por la gamberrada de unos desaprensivos que habían colocado en la vía un bloque de cemento cuyos restos nunca aparecieron, explicación que no nos podíamos tragar nadie que hubiera viajado dos veces en el Talgo. Todos sospechábamos que se trataba de una avería, consecuencia del material antediluviano y de una línea que es una desprecio para los habitantes de esta zona y un fracaso descarado de quienes la administran.

 

Un año después, los técnicos han informado que la causa del descarrilamiento fue la rotura de las barras de los frenos por defecto un de soldadura en una reparación de las muchas que esas locomotoras llevaban sobre sus espaldas y que al partirse hicieron perder las ruedas.

 

¿Dónde está el gamberro?. ¿Dónde están los desaprensivos?. Algunos atrevidos andan pidiendo que los mandamases que dijeron aquello pidan excusas por su ligereza. ¿A quién le sirven las excusas?. ¿A los muertos por una presunta negligencia?. ¿A sus familias?. ¿A los que confiamos nuestros hijos al tren?. Aquello no ocurrió por lo que dijeron, aunque fueran estupideces, sino por lo que llevan años sin hacer. ¿Dimitirá alguien?. Vana ilusión. Ahora esperarán el dictamen y si hay algún culpable será el desgraciado operario que tuvo la osadía de soldar un material que ya excedía su tiempo de fatiga y que, sin la menor duda, será un rojo afiliado a CC.OO., cuando no algún metalúrgico de Mondragón socio de ELA-STV.

 

Y todo quedará enterrado. Y mostrarán sus sonrisas de oreja a oreja cada vez que aparezcan en los medios reclamando el voto a su eficacia. Y el muerto al hoyo, que una cosa es la ley y otra la justicia. Y otra la vergüenza.

Enrero 2004     

 

 

 

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