¿Estamos llegando al fondo?


Estamos de nuevo en Feria, en las Fiestas 2001, y vuelve la otrora multitudinaria Zarzuela a un Teatro Cervantes en el que apenas se cubre algo más de la mitad de su limitado aforo. Y llega la gente tarde, escasa y lánguida, sin aquel entusiasmo que alborozaba palcos, butacas, pasillos y plateas en noche de función. Esto no es nuevo, que ya hace tiempo que lo notamos. ¿Y quién tiene la culpa?. Nadie. Las cosas son como siempre han sido.

 

Es que en Abarán hay mucha afición a la Zarzuela. Eso dicen. En Abarán hay gente amante del arte lírico, pero ya no la suficiente para llenar el Teatro Cervantes, que ya es decir. De los tres grupos de zarzuela queda escasamente el rastro, el recuerdo y el triunfalismo de quienes lo publican a los cuatro vientos donde los oyentes no ven. Cuando funcionaban esos grupos había participación, rivalidad, entusiasmo y todos los ingredientes para crear un ambiente fenomenal. Por eso se llenaba el teatro en la Feria, en enero, en mayo o en pleno verano. La gente estaba ávida de participar y a los aficionados a la Zarzuela se les unían los familiares y amigos de los que la hacían: ¡Qué graciosa está mi nieta!. ¡Cómo canta mi sobrina!. ¡Qué artista que es mi hija!. Pero ahora que no salen ni la nieta ni la sobrina ni la hija ...... ¿qué se les ha perdido en el teatro a la abuela, a la tía o a su santa madre (la de la artista)?.

 

Aquello no se cultivó y pasó a mejor vida. Nació y creció en una maceta y no se sacó a tiempo del tiesto para plantarlo en tierra abierta, sin estorbos para las raíces, y así nos ha ido. Cuando lo que necesitábamos era un Teatro grande que acogiera buenos montajes y un aforo suficiente que nos hubiera permitido encumbrarnos en el emporio lírico del Sureste, cambiamos de nombre a la eterna Era y le pusimos Plaza de la Zarzuela. Claro, con la afición a la Zarzuela que hay en Abarán se puede pasar sin Teatro, pero no sin plaza. ¿Y es esto tan malo?. No, porque aquí nadie está obligado a que le guste especialmente la Zarzuela ni a formar parte porque sí de un grupo lírico ni a gastarse su dinero en entradas. Estas cosas unas veces están arriba y otras bajo mínimos. Ahora toca bajo mínimos, como la Bolsa. Le podremos dar más vueltas que dan las cuatro Norias, pero aquí no hay más cera que la que arde. Ni más ni mangas.

 

¿Y de La Verbena y El Huesped?. Como la canción aquella que decía la novia: ¿de la boda qué? y el novio le respondía: ¡de la boda ná!. Yo entendería que se gaste lo que se tenga que gastar en traer alguien de fuera que haga algo extraordinario, pero para lo que vimos están los de casa que, además, lo hacen mejor y llenan el teatro, que siempre quedará alguna abuela, tía, madre u amiga. Los de Torrejón tienen disculpa porque  son aficionados y otras veces les ha salido mejor, como  El Bateo, aunque el asesinato del personaje de la Tía Antonia no tiene excusa ni perdón. Acertada me pareció la idea de incluir los números musicales para alargar la obra, en lugar de ponerlos al final como fin de fiesta. Pero, hecha la salvedad del siempre emocionado recuerdo a Luis Frutos y el merecido homenaje a Rogelio y desde el más hondo respeto a la persona y trayectoria profesional de D. Miguel, a la Compañía Lírica de Madrid de Miguel de Alonso no le valen excusas, que vienen como profesionales. Porque los coros no son de Madrid, sino de Callosa de Segura, los mismos que habrían venido con Los Amigos del Arte. Porque Carmen Iglesias es la misma Carmen Iglesias que cantó (mejor) el Manojo de Rosas con la Luis Frutos hace dos años. Porque si el tenor no fuera el jefe podría haber hecho de  Juan Luis el mismo Enrique del Portal Jr. que hizo el Alegrías de la idem de la Huerta dos días después. Porque una compañía profesional no puede llevar un montaje que no deje en mantillas a los que hacen los aficionados de aquí. Porque una compañía con dirección profesional no puede  plantar el coro en escena para cantar en las candilejas lo que hay que cantar entre cajas, cuando unos aficionados de pueblo lo hacen. Lo malo es que al pueblo le falla la memoria y no compara y se traga lo que le echen.  ¿Tiene la culpa alguien?. Por no tenerla no la tiene ni el Ayuntamiento, que todo está hecho con interés y buena fe, pero hay que tomar apuntes para el futuro.

 

- Oye, pues en los discursos de clausura dijeron que de las dos funciones al cielo no hay más que un paso.

- Sobre gustos no hay nada escrito. O también puede ser que hablemos de funciones diferentes, que yo tengo una cabeza que según se amanece el día no sé si hablo con Verdier o hablo con Juan de Eguía .

- Tú lo que eres es muy delicao.

- No te digo yo que no.

 

Y para comparaciones la última noche con la fenomenal  Alegría de la Huerta de Pedro de la Pilarica y su Agrupación Lírica Luis Frutos, con esa Banda que metió más morcillas que ha hecho Sandalio en su vida, pero que quedó de perlas, que siempre he dicho que el primer intérprete es el Director y una cosa son las morcillas y otra darle vida al libreto. ¿Que tuvo fallos?. Pues sí, pero como son aficionados tienen disculpa y además se notaron poco y a mí no me gusta sacar faltas.

 

- ¿El tenor es de Abarán? - me preguntaba un paisano en el entreacto-.

- No -le dije-. Es de Madrid, pero ha venido muchas veces, como su padre.

- ¡Ah! es que no conozco de Abarán más que a los que bailan.

- Hombre -le comenté- y González, la Mari Paz, Pepe Peñaleja y Blanca. ¡Ah!, y el Director, que es un lujo que tenemos en el pueblo, y los tres Carrascos y Gallego en la orquesta.

- ¿Y los demás?. 

- Pues verá: los Coros de La Alberca, la Banda de Alicante y el ciego de Cieza, aunque lo hemos adoptao..

- ¡Pues sí que han puesto poco los del pueblo!.

- Eso será que Vd. lo dice. Los del pueblo han puesto todo eso y un montón de ilusión para que salga lo mejor posible. Y a la vista está.

- ¿Y por qué no han hecho todas las Zarzuelas en la Plaza, que hay que ver cómo está de gentío?.

- Oiga, ¿eso es una pregunta o una cáscara de plátano para que resbale un servidor a punto de concluir?.

- Bueno, gracias. Vaya usté con Dios.

- Y que se mejore.

 

pedroefe

Octubre 2001