MI
VIDA ES UN ERIAL
Cuando
alguien me saluda con el clásico “¡Hombre, Pedro!, ¿qué es de
tu vida?”, yo suelo contestar, naturalmente en broma, con ese
primer verso de una de las siempre tan animadas Rimas de Becquer.
Pero a la vista está que de broma nada, que es verdad; tan verdad que
en adelante contestaré con la rima entera: Mi vida es un erial, /
flor que toco se deshoja, / que en mi camino fatal / alguien va
sembrando el mal / para que yo lo recoja. Aunque no estoy seguro de
que toda la trágica percepción becqueriana sea suficiente para
retratar mi maltrecha realidad. Resulta
que ni soy listo ni soy profeta ni saber música me sirve de nada. Pero
de nada en absoluto, pues la música tiene aplicación en un concierto,
pero sobra en una cencerrá. Así las cosas, yo tendría que pedir
prestada una cueva profunda, lejana y, eso sí, confortable para
perderme durante una buena temporada de retiro anacoreta. O echarle cara
y decir que yo no he dicho nada –lo malo es que está escrito y
publicao-. O aguantar el revolcón con vergüenza torera y caigan picas,
que es lo que voy a hacer. Son gajes del oficio; uno se pasa de bueno y
te llevas el guantazo, pero hay que ser profesional y sufrir, impertérrito,
el embate de la contrariedad. ¿No querías ser mártir de la política?.
Pues ¡toma martirio!. Casualmente,
estoy preparando una Plataforma Ciudadana Abaranera por la Autogestión,
reivindicativa y reconstituyente, para presentarme a las elecciones de
2007, pero, ante semejante descalabro, ¿con qué credibilidad salta uno
a la escena política en semejantes circunstancias?. Estoy yo como para
reivindicar, con el desastre total que se me ha venido encima. Me han
dejao lo que se dice colgao de la brocha. No obstante, digo yo que como
falta mucho para las Municipales creo que puedo perseverar en la idea,
porque este episodio se olvidará y no me restará votos. ¡Se olvidó
una guerra en tres meses, no se va a olvidar esto en tres años!. ¡Con
lo emocionao que fui yo el día 6 a recibir mi diploma y recoger el de
mi padre, que ese sí que es merecido!. Cuando me acerqué al micrófono
–con el susto del público en general- a excusar a mi padre por su
ausencia y dar las gracias de su parte, me olvidé de darlas también de
la mía, pero en ese momento pensé: “¡Que casualidad, mi padre es
el concejal más viejo y yo el más breve!. No lo dije, pues no era
momento de retintines, perdí el hilo y acabé con lo de mi padre. Fui
prudente porque lo que nos pierde no es el mundo, el demonio o la carne;
no, lo que nos pierde es la boca. Como lo oyen: la boca. Y si nos
aferramos, además, a la razón, la perdición es irreversible y podemos
arrastrar a inocentes en ella. De
todas formas me quedan tres consuelos, tres. A saber: 1) Que pudo haber
sido peor -y perdonen que
no me extienda en detalles, pero sería masoquismo-; 2) Que la
irrefutable ruina de mi presente queda holgadamente compensada con la
revalorización de mi pasado y 3) Que, como buen cristiano, mi alma se
llena de regocijo al contemplar cómo he hecho feliz a tanta gente
sumida últimamente en la tristeza, lo que me dota, por añadidura, de
crédito suficiente para no tenerme que molestar durante los próximos
lustros en hacer recuento diario de mis buenas obras. Volviendo,
para terminar, a lo del proyecto político, mientras completamos la página
web que en breve podrán consultar en www.plataciudabaran.es.vg,
les dejo la dirección de correo electrónico, plataciudabaran@wanadoo.es,
donde pueden aportar ideas, apuntarse al proyecto y mandarme los recaos
que tengan por conveniente, que para eso estamos en un país libre,
aunque algunos no se lo crean. Lo que sí ruego es que los recaos sean
para darme moral y no me hundan, por caridad, que la vida está muy difícil
y yo muy sensible. Que
así sea.
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